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Mostrando entradas de octubre, 2011

"Una en 1 millón..."

Suena como algo imposible, algo lejano, fuera de nuestro alcance y mucho más de allá de todos nuestros sueños, tener "Una oportunidad en un Millón" si es posible, para ti, para mí, para alguien en cualquier parte del mundo, todos creen, pero solo 1 la tendrá, solo 1 en un millón, y tú que número eres?

¿Solo un sueño...?

Al morir la luz del día me sumergí en el más profundo y extraño sueño, caminando por una enorme avenida de la gran ciudad, las personas vivían sin detenerse al verme pasar, música en algunos hogares, charlas interminables en otros, transcurriendo el tiempo que se había detenido sin que nadie se hubiese percatado de ello, ese tiempo que parecía interminable y que había llegado a su fin. La quietud del silencio invadió el espacio a mi alrededor y continué mi caminar, los animales actuaban extraño, los más tiernos actuaban salvajes, agrediendo y huyendo de todos a su alrededor, eso me dio algo de miedo, pero seguí adelante mientras un halo de luz tenue captó mi atención hacia el cielo, aparentemente nocturno, pero no negro, sino gris y opaco como si una suave capa de polvo lo tornará en ese tono, busque consuelo en la brillante luna, pero no la pude encontrar, fue entonces cuando observé pequeños destellos de luz, como explosiones en el cielo, lluvia de meteoros al principio creí, pe

Jugando a ser grandes...

Hoy me topé con una escena más de la vida diaria, la cual me trajo algunos recuerdos gratos de la niñez junto a mi hermana mayor Carmen, todo esto ocurrió gracias a que este día estuvo lluvioso y por consecuencia el clima que había estado bastante cálido en días anteriores refrescara de una manera de lo más sorpresiva, y ya que yo resido en un lugar donde días así son escasos, salí a disfrutar de el viento fresco, me recargué en la cajuela del auto aprovechando que la lluvia había cesado un poco, habiendo dejado ese bello aroma a tierra mojada en el ambiente. Desde ese punto observaba la calle cuando de pronto un par de niñas salieron de una casa de la acera de en frente a jugar. Al principio no preste mucha atención hasta que escuché un taconeo extraño, entonces voltee y pude ver lo que pasaba, ese par de niñas de unos 6 ó 7 años de edad habían tomado los bolsos de sus madres y se habían puesto también sus zapatillas, las cuales obviamente eran muy grandes para sus pequeños pies y