Me encuentro sentada aburrida en el parque, solo observando alrededor. Entonces veo de pronto entre la gente a un joven debajo de un árbol que con un lápiz traza diligentemente sobre una hoja de papel. Está sentado como en otro mundo, parece que nadie lo ve, solo yo, me envuelven sus suaves movimientos, parece que el lápiz flotara. Me levanto suavemente de la banca y camino hacia él, espero no me vea para no distraerlo, pero él continua. Me detengo junto a él con cierta distancia y veo la magia dibujándose frente a mí. Mi presencia no le perturba en absoluto, y me vuelvo parte de su silencio, observando cada movimiento pero por mí distancia no distingo bien la imagen, solo veo sombras, líneas, de pronto el chico voltea de la nada, me mira y me dice: es para ti. Me sorprendo, pero veo al instante el dibujo y soy yo sentada en la banca.
Enero 11, 2019 Día 3 Me sorprendo de mí misma por seguir con está tarea, y de las cosas que me voy dando cuenta conforme sigo avanzando en la lectura del libro. Muchas de las palabras escritas quedan resonando en la mente durante la jornada diaria, y te hacen ver la forma en que te vas conduciendo por la vida, de las muchas cosas te estas perdiendo por tener miedo, y luego te preguntas ¿en realidad a que le tienes miedo? Y la respuesta que viene al instante es: no lo se, miedo a fracasar cuando intentas algo nuevo, miedo a que se burlen de ti, muchas cosas, pero en realidad ni siquiera lo puedes definir. De eso precisamente habla este capitulo del libro, de ir hacia adelante siempre, sin temor a emprender nuevos caminos, a creer que realmente somos capaces de muchas cosas, que dentro de nosotros existe mucho talento, dejar de tener miedo a vivir una vida que no nos satisface. Muchas veces pasamos demasiado tiempo haciendo o viviendo situaciones que no nos agradan, y callamos,